Un vehículo está totalmente rodeado de agentes que pueden dañarlo. Sin embargo, hay partes del automóvil que están mejor protegidas que otras, como el motor, el salpicadero, y un largo etcétera.
Por el contrario, los componentes que se encuentran en el exterior, bien sea en contacto con el asfalto o sin él, están mucho más expuestos a posibles averías o daños y, sin duda, uno de los más frágiles son las lunas de los vehículos, pese a que con el paso del tiempo han dejado atrás la debilidad característica de los cristales, siguen siendo un blanco fácil frente a pequeñas piedras que, con el paso de los coches, salen proyectadas y pueden causar fisuras o roturas en ellos.
Afortunadamente, y al igual que con el resto de componentes de los coches, los cristales de los vehículos pueden ser reparados sin un coste demasiado elevado siempre y cuando no estén del todo fragmentados, en cuyo caso habría que proceder a su reemplazo.
Las lunas o cristales del coche también son uno de los recambios reciclables al 100%. Este es uno de los buenos motivos por los que resulta imprescindible entregar los vehículos que han alcanzado el final de su vida útil en un desguace. Pero ahora no vamos a tratar este tema, a continuación os explicamos cómo reparar o sustituir las lunas adecuadamente.
¿Cómo se repara una luna del coche?
El proceso de reparación de una fisura en el cristal es simple, pero debe ser llevado a cabo por un especialista en un taller preparado y especializado en sustitución y reparación de lunas del automóvil.
El procedimiento comienza con la limpieza del interior de la fisura, ya que con la lluvia o simplemente con el aire, se introducen en ella pequeñas moléculas de suciedad que harían imposible su reparación. Una vez limpio el hueco, se trata de dejarlo al vacío para, a través de una bomba, inyectar en él la resina de vidrio que irá rellenándolo poco a poco.
En ocasiones, si la resina no se introduce correctamente se aplica calor al vidrio para que se dilate y así facilitar el proceso. Cuando el hueco está rellenado con la resina de vidrio, se coloca sobre él una pegatina para que no se derrame y para que adquiera la forma de la luna. Posteriormente, se coloca sobre ella una lámpara de luz ultravioleta para que se seque con rapidez. Con este sencillo método, ya se tendría el cristal reparado.
Sin embargo, este proceso no es infalible, y existe una mínima posibilidad de reventar el cristal mientras se realiza la reparación. Otro inconveniente es que, si la fisura es superior al tamaño de una moneda de cincuenta céntimos, no existe reparación posible.
¿Qué ventajas tiene arreglar la luna?
Existe la desventaja estética de que la resina de vidrio es transparente, por lo que si los cristales tienen un color o son tintados, el procedimiento sería mucho más complejo y por tanto, costoso.
Gracias a la rapidez y al buen resultado de la reparación de las lunas de los vehículos, cada vez son más los conductores que optamos por este método frente a la sustitución completa de los cristales, ya que en muchas ocasiones al colocar una nueva luna ésta queda mal sellada y eso puede provocar problemas en el futuro, mientras que la reparación aparte de estar garantizada, no tiene estos inconvenientes.
También, cabe destacar el aspecto económico, donde la reparación de los cristales gana por goleada a la sustitución, y eso es un aspecto muy a tener en cuenta, ya que el precio es notablemente inferior, mientras que la calidad y la seguridad llega a ser incluso superior.
A pesar de la efectividad de la reparación de los cristales de los vehículos, es obvio que la mejor medida para evitar el desgaste de las lunas es la prevención, o lo que es lo mismo, mantener la distancia de seguridad con el vehículo que nos preceda para que así no nos alcance la gravilla que desprenden sus ruedas y, de este modo, no tengamos ningún problema de este tipo.
¿Has sufrido alguna fisura o rotura total en alguna de las lunas de tu coche? En el caso de fisuras ¿Has optado por la reparación o por la sustitución? ¡Coméntanos tu experiencia!